domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Qué quieres en la vida?...tarea para el tiempo



En días cómo hoy me gusta pensar en la querencia de la vida, me refiero a la famosa pregunta ¿Qué quieres en la vida?, que para algunas personas es muy fácil responder, pero para otras resulta algo complicado o simplemente inexplicable. 

Existe la querencia “simple-provincial”, la cual consiste en ser feliz con la fórmula más antigua y que ha probado su eficacia un centenar de veces: dejar de ser avaro en el sentido económico e intelectual y dedicarse a establecer una familia, visitar y apoyar a los parientes, profesar una religión, repetir la moral de los padres y la frase “la familia es lo más importante”. 

Otra parecida es el querer de la vida “metrópoli-simple”, buscar un trabajo e ir ascendiendo hasta ocupar un cargo de poder importante o con nombre rimbombante es una de sus características. Mantener los valores “de casa”, sólo que con los ingredientes: dinero + amigos + varios lugares dónde salir a divertirse + transporte a todas horas. En pocas palabras es defender tu posición en la gran selva de concreto. 

Aclaro que al escribir “simple” no quiero decir que sean fáciles o menospreciarlas, todos los caminos tienen sus dificultades y situaciones complejas, mas bien, admiro la simpleza con que se mira la vida, los pequeños y comunes detalles que generan una sonrisa, yo misma en algunas ocasiones he estado en ambas posiciones.

Otro querer en la vida es vivir para el arte, por el arte y del arte. La posición a la que me gusta llamar “bizarra”, ya que se necesita una buena dosis de valentía para dedicarte por completo a hacer lo que más te apasiona con el riesgo de la pobreza, la compañía del alcohol, las drogas y la vida en llamas. 

A mí el querer de la vida me parece complicado. Sería muy fácil moverme a cualquier posición, he tenido la oportunidad con algunos pretendientes de ser parte de uno u otro, pero de cualquier manera estoy inconforme. Pareciera que estoy buscando una felicidad que aun no veo o que no sé explicar. Quién sabe, cómo todo lo demás, es una tarea para el tiempo.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Frasco de vidrio

La tinta se me acaba
a cada parpadeo tuyo,
mi corazón contiene las letras
en un frasco de vidrio.
 
Tus ojos cerrados
quiebran el frasco,
 destruyen las letras,
le ponen fin al poema.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Su y cidio


Me suicidaron todos los abandonos de mi vida. Uno tras otro fueron cómplices, asesinos violentos de la palabra “intentarlo”. Nací mirando despacio, con la letra M en la frente, tratando de memorizar cada instante. Y cuando crecí toda la gente dice, cuando me percaté del lugar dónde me encierro, la gente.  

Dice: Muerte es vida
silencio
                        sexo                        

 No hay forma de ser tu propio verdugo, siempre se necesita alguien más, créeme. No es el qué haces contigo, si no ¿por quién lo haces? Mis abandonos, queridos sayones robustos, plasmaron  las letras E y  L en mis ojos. De esta forma se aseguraron que no pudiera ver lo que hay y siempre quiera ver “más ………………………………………………….…………………………………...   allá”. En ese instante.

Dicen: Después de la muerte
y el sexo,
el silencio.

No hay nada después de todo, y el todo de los hombres es el amor y la muerte. Me suicidaron dulcemente mis abandonos,  me entregué a la bebida y me dejó, compartí la cama con muchos, ahora ella me repudia. Me dejaron otra vez, antes colocaron en mis oídos unos aretes con las letras A y N, un delgado hilo de sangre recorrió mi cuello.

Digo: Amor y muerte
inmensos placeres
grandes sacrificios.

Ni amar, ni vivir: ser nada. Estoy cansada de intentarlo siempre, quieren que muera, eso es. Termino mi atuendo con las letras que recolecto del suelo. Mientras las uno, renuncio a ese inmenso goce que nunca conocí y me preparo para disfrutar lo mínimo y sufrir en igual proporción. Todas unidas las coloco alrededor de mi cuello, cierro los ojos, recuerdo los besos, las caricias y palabras que me harán compañía en la eternidad. 

Decimos: Los bellos suicidios
son los que se pueden contar.



sábado, 10 de noviembre de 2012

10.11.12


La imposibilidad de decirte cómo me siento.
Siento que es mejor no hacerlo,
me aferro al  hilo de mi boca a tu cintura,
se ha vuelto rígido, la carne dura.

Entonces dices,
“sigue soñando con el encuentro del amor,
ese hombre no te quiere como yo,
que las estrellas no importan,
pero la biodimensionalidad sí”.

Lo que importa es la carne, el calor, la violencia y que estas aquí. Arriba, abajo, sin perder el ritmo.  Más rápido zorra. No pares porque no importa en cuantas ciudades te corriste y recorrí.

Cuantas ciudades están debajo y encima de nosotros,
eso no importa.
“El hilo tensor” dices.
Y sigo porque
quiero ver una ciudad llena de luz imposible:
Barro blanco.

Es nula la posibilidad dice.
Sostiene mi cabeza para no escuchar
los ruidos y las luces,
el silencio.

“Quédate quieta,
tu cuerpo ya ha hecho todo”.
Aguanta más, regresa, eres mi animalito esta noche; las esquinas no te soportan en medio de tanta bulla. Soportar tu sabor.

Pero yo quiero encontrar una ciudad donde los edificios tengan el corazón muy grande y de color morado. Una ciudad sin historia donde las memorias no existen. Si terminas entonces terminaré también mi viaje. No quiero ser libre.

Termino sin encontrarme (encontrarte), he recorrido ya los pabellones de tu piel, bebido las sales de tu mar.
Y te digo que ya no quiero, que me voy. Con las puertas cerradas no escuchas, pero tengo que soportar tus ruidos,
                       tus ventanas
                                            tu ineptitud
                                                               tu satisfacción.

No regreses, recortaré esta noche de todo el universo. Lárgate de mí. Despréndete de mi cuerpo, la sabana se ha vuelto una prisión y tu calor me asfixia, siempre el exilio me ha dejado sin aliento.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Libélulas


Las letras se escapan del papel

                                para posarse en el viento.

Si intento atraparlas,

                    ufanas pernoctan en tu boca,

                                                   invaden tus ojos,

                                                                                cristalizan tu cuerpo,

                                                        

                                                                                     hasta volverte poesía. 


sábado, 20 de octubre de 2012

Para estar a tu lado

Se necesita coraje para besarte,
sabiendo que los cometas no son sólo míos,
y  suceden cuando el universo es de ron
y las constelaciones se colocan sobre nosotros
y ensombrecen el pensamiento.

Hay que ser valiente para dejar de pensar,
vaciar todo en un frasco de poemas.
Esperar el momento de abrirlo para vomitarlos de nuevo,
guardar la calma y no saber qué es eso.

Tu ser precisa denuedo,
esconder el cielo de tus ojos
cada vez que te veo.
Ocultar las ganas de abrazarte
cuando estas a mi lado.

Puedo dejar pasar los cometas,
tragarme toda la poesía,
contenerme las ganas
y ponerle nubes al cielo,
lo que no puedo soportar
es  tu rechazo.

¿Importa?


A nadie le importa que las estelas se derrumben,
que las manos se duerman por tanto alcohol en el cuerpo,
que la carne…

A mí no me interesa
si lo que quieres no te lo doy,
si me conociste y dejaste en la cama preguntas,
si me conociste,
¿Me conociste?

Dejaste las sabanas llenas de inseguridad.
A nadie le importa, a ni uno de ustedes.
No se dan cuenta:
las rocas siempre quieren gritar,
son inamovibles pero se rompen,
y en cada uno de sus  símbolos lleva significados.

Soy la roca que se eleva en el centro de la tierra
y soy inquebrantable,
pero me rompo en cada uno de tus besos
en tus caricias que no me saben.

¿Saben? Si destruyen un momento
el momento se construye.
 Y si sufro por que la piedra esta herida
¿A quién le importa?


martes, 11 de septiembre de 2012

Rojo púrpura





Ayer estuve a nada de volar, 
había un universo amarillo, 
rojo púrpura,
comenzar de nuevo,
borrarlo todo,
azul  mostaza, 
verde mate,
ignorarlo todo
y cantar.

Había burbujas doradas.
Sus ojos brillantes 
susurrando silencios,
hicieron que me sintiera poderoso.
Extendí mis sueños
los deshice 
volví a pegarlos.Volvía.

Construí pupilas, 
dime que no.
Armé cercas, 
no te alejes.
Levanté barandales,
vamos a caernos juntos. 

Había burbujas doradas. 
Los dedos son cuchillos
que son mentiras en palabras, 
que son. ¿Qué son?


Cantamos, 
ignoramos todo.
verde mate, 
azul mostaza,
borramos todo y 
comenzamos. Lo pintamos.
Rojo púrpura.

El hombre que quiero


El hombre que quiero vino del Sur, lleno de frío, con mucha hambre, recuerdos y arañazos. A penas despertó, el fuego invadió sus ojos. Conté 476 moretones y 34 cicatrices de todas sus mujeres; antes de conocer su saliva y su piel conocí su mirada que es mi perdición. Desde el primer día sus manos me dijeron qué quería. Que quería sólo jugar conmigo.

Él guarda dentro de su abrigo dos bolígrafos para manchar mi piel cuando se lo pida y resguarda celosamente un libro con su nombre. Ayer me sonrió furtivo, en ese instante le reproché las noches que faltó, le conté como lo imaginaba, cuanto lo deseo.

Toma mi corazón
Besa
Me los deseos

Rozó mi mano discretamente, despertando los poros de mi piel y con ellos la emoción de volver. Vamos a colorear nuestras pupilas, “Todavía no es nuestro tiempo”, dijo. “Hoy, las letras nos separan”.  Se apropió de mi mano, caminamos por calles solitarias, dejamos que el tiempo no pasara.

*
Quería sólo jugar conmigo, pero cedió. Se dio cuenta que los momentos que recolectamos y guardamos en un cajón sí servían. Los utilizaba en las noches vacías, los leía cuando no bastaba su calor. Aún no me despierto y ya está en mis labios, tengo sus ojos enterrados en mis manos, hago todo lo posible por arrancarlos pero no puedo; son tantos que están en mí, en mi cuerpo, demasiados clavos en mis palmas.

Limpia mi corazón
Canta
Me tus delirios 
 
Imaginaba. ¡Cuánto lo deseo! Juguemos con los corazones atravesados, así de algo servirán. No me niegues ahora el derecho de alcanzarte, te quiero bonito para colocar tu figura en la vitrina, rudo para que pelees con las muñecas de porcelana que guarda mi madre y sucio por las tierras que transitaste.

“El tiempo no pasará”, dice. Escúchame, las letras no nos detendrán, no te pararán los días soleados, ni las infinitas estaciones del metro, no haré caso de los reclamos de mi madre. Nos besamos, me abrazó muy fuerte, acomodamos las nubes para crear nuestros versos y repetirlos hasta que la Ciudad de México se quede sorda por tanto ruido.
*
Mancha mi corazón
Escribe
Me un poema

Clavos en mis palmas después de la noche que pasamos juntos. Ayer me coloqué de puntitas al balcón y aprovechó la ocasión. Entones nuestros cuerpos murmuraron los secretos de todos los habitantes y su mirada quemó mi sexo. Permanezco junto a él con las alas rotas y la piel apagada. Todo porque le creí. Volteo. Está a mi lado, rudo, fuerte, duro, “te lo mereces”, repite. En ese instante aprieto mis manos para que sus ojos me cuenten sus deseos.

Las tierras que  transitaste en nada se parecen a la Ciudad de México (que es nuestro corazón), porque nunca había amado tanto y tan poco, porque logré lo que quería. Lo sé, ya me esperaba desde hace tiempo también. Vi en sus pupilas la luz que me hacía falta.

Sorda por tanto ruido me quedé al enterarme que, lamentablemente, el hombre que quiero no es el que tengo.
*
Extiende tu mirada
 Deja
Me cobijar con ella.


sábado, 11 de agosto de 2012

Noche en guerra



Tengo pólvora entre los ojos y en el corazón una bala; los días han sido largos y por eso he permanecido escondida. Entonces apareces; te veo con claridad. Traes tu cabello despeinado, el saco roto, el pantalón gastado, tus brazos ardientes, la camisa a cuadros y siempre el revólver listo para el ataque.
Acércate, ayúdame a luchar contra lo injusto de la soledad y el miedo. Hagamos frente a nosotros mismos. Quiero que explores el terreno, toca toda mi piel rebelde, apaga mis ideas con tus palabras sucias, cargadas de fuego. Ya siento tu virilidad, tu corazón disparando. 

Despierta la María con un revolver escondido; “armaremos la revolución”, me dices, comienzan las caricias en mi cuerpo húmedo, mis pezones apuntan en dirección a tu cielo; siento tus músculos sosteniéndome, abrazando mi cintura; te envuelvo con mis piernas y no escucho más que el tiroteo de tu aliento que va en aumento.

Te siento con mayor fuerza. El calor de tu ritmo enciende la pólvora que se ha extendido sobre mí. Apuntas con mayor violencia y rapidez. Quiero sentir tu triunfo en medio de mis piernas. Cada vez más rápido y luego más lento. A mi capricho te dejo conquistarme; entonces vislumbro tu rostro justo en el punto en que te estremeces. Mi mano libre aprieta las sábanas y escondo mis gemidos en la almohada y el revólver bajo mi cama, guardo las balas en todo mi cuerpo y desapareces cuando abro los ojos. 

Estoy amotinada bajo las sábanas.


miércoles, 20 de junio de 2012

texto.


Ayer busqué la realidad después de beber una copa de vino, la busqué incesantemente debajo del sofá, sólo encontré una bola de pelusa con muchos hilos de colores que no dejaban de repetirme yo soy  y no es posible...
Yo soy y no es posible
Yo fui y comprobé que no era posible
Y así fui.
Entonces busqué la realidad en las raíces de mi mano y me puse mis lentes para saborear lo que era verdad, sólo encontré estrellas y fuegos artificiales. Bajé las escaleras, con mis pies logré tocar la punta de tu nariz y tu voz animada, breve. Me pregunté lo que a ti, pero a mí misma, no supe responderte. No supe si mis aretes, si el sacarte de una cajita de plástico, aventarte al mar estaba bien. No supe distinguir si tú estabas bien.
 Releí muchas veces la definición de realidad hasta ya no entenderla, escribí tu nombre, le coloqué diamantes a las vocales y escupí todas las consonantes. Te aventé hacía adentro, porque sería incapaz de no tragar tu figura tan tradicional. Quedarme sin nada.
Luego busqué la realidad en mi cama, me toqué toda, justo cómo tú me dijiste. Y lo único que encontré fue un sueño vestido de gris que me dijo: No soy yo pero estoy cerca, te lo puedo probar, te lo puedo probar: esto va a pasar. Grité.
Lo siento, no  he podido encontrarte en todas mis noches, pero he decidido adornarlas con foquitos de colores para no pasar tanto frío.

Yo digo NO a los tatuajes sin sentido y...


Me niego a besar una camisa azul bien planchada con mamás que se duermen entre dos y saben coser a la perfección un botón. De ahora en adelante rechazaré los números cuatro y treinta mil novescientos dos por que son de mala suerte y pertenecen a un geek. Me estancaré enmedio de la calle Madero para gritar y ladraré avispas para no escuchar una risa tonta, no querré a uno sólo que se haga llamar activista y sólo tenga tatuada la revolución en las muñecas. Jamás tocará mi inmaculada aquel que hace chistes sobre ella y después lo niega, me declaro incapacitada para tratar con cobardes que dicen vivir en el futuro – sean de Plutón o la Tierra-, y verdaderamente vomitaré a los tiburones cabezas rapadas que nombran mi.amor a una ballena.
Llenaré las planas de mañana y encabezaré los periódicos diciendo:
Sí, pero


Sí, pero

Sí, pero



Monquiquí: Ayúdame por que me quieren quitar los calzones!


A la ex empresa que me quiere quitar los calzones y
al monquiquí que me ayuda a evitarlo.

Tú no estás para saberlo, pero después de hacer el amor con un monquiquí es seguro que escucharas estas palabras: “no tengas miedo en empezar de cero” y yo lo escuche hace tres noches, me lo dijo con su voz agitada, entrecortada y casi llegando al final, el final que es la mitad de los malabares sexuales (de la acrobacia de mentiras).

Sólo por ser fin de año escupí en la cara todas sus fantasías, le dije  que me iba el día  410 desde que comenzamos, sin embargo el se adelantó, violentamente apretó mi cara, dejando marcadas sus uñas grasientas que olían a malvavisco, me quito el vestido azul (que ya casi era gris y estaba deshilachado), jaloneo las medias hasta que las rompió y me dejo llorando.
A mis ojos los rodeo el carbón y mis mejillas se incendiaron, por mi propia voluntad y sin que nadie lo pidiera entregué mis zapatos, pero también quería mi sostén. ¿Qué podía hacer una Pobrediabla  SIN–NA–DA? Lo lancé esperando cayera en su cara o por lo menos golpeara su brazo, pero debido a mi atrofia cardiaca el dichoso sostén a penas toco sus pies.
Así me fui al extranjero, en puros chones. Y nadie sabía de la angustia de andar casi en cueros y me decían que me iban a regalar dulces y libros, pero lo que yo quería era un vestido de colores fluorescentes.
Regrese el día 422 y me encontré una nota enterrada: “Quiero tus calzones”, entonces me enoje, esos calzones son lo único que tengo (que tenemos), esas bragas hablan de mí para mí misma, a esos choninos los llamo dignidad. Y mi dignidad nadie me la quita. Entonces llame a la única persona capaz de ayudarme: el monquiquí, dude algunas veces, pero finalmente hace dos días y tres noches te acuse. Fue en ese preciso instante que me cure de atrofia cardiaca y que comencé el malabarismo de mentiras que afortunadamente ya no puedo parar.


Historia de un consultorio y una amante



Doctor por favor revíseme bien, no quiero que se equivoque, no quiero saber que me equivoqué con él otra vez.
Vamos a una fiesta, se rumora que estará buena, habrá chelas gratis, borrachos defendiendo su punto de vista, marihuana, buena música y tú. Va. ¿Me puedo quedar a dormir? Pues sí, ni modo que ¿a qué hora te vas a regresar? Ya estas.
El doctor me recostó en la camilla, siempre he odiado ese azul-hospital y el duro del acojinado, colocó el estetoscopio sobre mi pecho.
Me encantan tus senos, me encanta hacerles así y así y jugar con ellos. ¿Te gusta esto? ¿Quieres más?…si…¿Así te gusta verdad?…si…Me encanta, me encantaaaa…ahhh …ahhhh [infinito-cielo-infinito] Me encanta hacerte el amor. Y a mí también. Lo haces con tanta pasión, de verdad me encanta, me vuelves loca, podría pasar el día entero haciéndolo una y otra vez.
¿Qué no tengo nada en el corazón? ¡Por Dios! Si es dónde se supone que duele, ahí mero en el lado izquierdo. Espero que haya revisado con cuidado doctor. ¿Para qué me acerca esa luz? ¡No tengo nada en los ojos! ¡Quíteme eso ya!
No sé qué me impresionó más, si tu figura, imponente y grande, o tu fama, o tu inteligencia, o tu cuerpo escuchimizado y enérgico, o tal vez esa mirada acusadora-tierna-apasionada. No sé. Me perdí en tu cuerpo, en tu boca, en tus confesiones por las noches, en tus ojos cerrados. Cedí a tu odio y al sabor de lo prohibido de tu pecho. Estuve a nada de dejarlo todo…por ti, para ti y contigo.
Éste doctor seguro que es de una escuela patito, me dice que tengo algo en los ojos, casi ceguera, que no veo ¿no ver qué? ¿Qué quiere que vea? Y dice “Señorita dese cuenta, dese cuenta, dese cuenta…el cielo se repite” Tengo algo en los ojos, algo que no me deja ver o veo demás, pero no veo lo que todos. Y el doctor repite “Esto no está bien señorita, no está bien” Carajo, no me diga lo que está bien o mal, quiero seguir viendo cómo veo. Continúe el chequeo doctor, por favor…no quiero equivocarme.
No te entiendo. No tienes que hacerlo, sólo tengo miedo.
                             [Y sé que tienes miedo también]
Estoy atada a ti, a tu sexo, a tu boca, a tu actitud, quiero tenerte. No-y-si quiero ser tuya para siempre sin estar junto a ti. No quiero enojarme, no quiero enojarme, no quiero enojarme. NO QUIERO SER LASTIMADA, NO QUIERO LASTIMAR. No. Te quiero…de verdad y bien. Sólo disfrutemos los instantes en que nuestros dedos se unen.
[No soporto tus mentiras de media noche, no busques consuelo. Sólo TU lo sabes]
El doctor dice que tengo una herida, no sabe si profunda o no. Dice “el tiempo lo dirá señorita, no se apresure, no sienta, no duele, no pasa nada” Pero si ahí nunca me dolía, este doctor me encuentra cosas muy raras, ¡Ay! Si duele…un poco, pero sí. Pienso en la herida y duele más, pero me gusta, me gusta pensar-te. ¿Dejará cicatriz doctor? Y él dice “si dejará, SI DEJARÁ”.
 “REVISTA EN LA SALA DE ESPERA DEL CONSULTORIO”
Una de las más famosas psicólogas francesas causo polémica al defender, en un libro recién lanzado, que la infidelidad masculina es buena. ”La mayoría de los hombres no hacen esto por no amar a sus mujeres. Por el contrario, ellos simplemente precisan de un espacio propio” dice. Argumenta también que esto provoca que se exalte el amor hacia la pareja estable, por el sentimiento de culpa.
[ duele mi herida –que será cicatriz- ]

domingo, 6 de mayo de 2012

Patito Hollywoodense


Soy un patito hollywoodense que se viste de tacones y gabardina para morirse de risa, caderas ardientes y pasos torpes. Regadera dividida en agua caliente y  fría sin juicios de los otros.
Soy el silencio de tu risa, estoy tan alejada de la fama y tan cerca de la mierda, que ya le agarré gusto al tiradero y al color negro. Me gusta el olor a porquería y gritarte "¡Muérete idiota!" cuando te vas de mis brazos.
Mis brazos que te cuidan como a un ciego, mis ojos que te hunden en el calor de la almohada, mi boca que es tu muerte y mi ombligo que es tu corazón.
El sueño largo y profundo en noches de luna llena y la locura en toda su expresión cuando tocas mi cama. Soy hielo cuando miras y el infierno cuando cierras los ojos, la amante perfecta cuando apagas la luz.
Cuando tocas mi cama soy la María con un revolver escondido, la certeza de que no me buscaras, los ositos con cara de incredulidad y una bocanada de pasión.
Si yo fuera una palabra sería eso: La pasión, redoblada, redonda y grande, acostada en un sillón comiéndose las papas del día anterior, la pasión que nació en una fiesta, creció en mi vientre y murió diciendo -te amo-. La emoción de vivir el momento y tener miedo de lo demás.
Soy la mentira viva y el vuelo de la luna a la tierra. Aterrizar no me gusta, no me gusta despertar, no me gusta ser yo, no me gusta. Si toco la tierra me muero, si dejo el drama sería un suicidio.
Soy la melancolía ahogada en una cerveza de lata y películas de antaño. No soy música,
             No soy tendencia
             No soy tu madre...pero quisiera serlo.
Soy el chisme que murió cuando supiste la verdad y escuchaste mis carcajadas en el otro lado del cuarto.
Soy un juego, no el fuego. Soy velocidad, no temperatura.


Estoy en el agua, en una tina, jugando contigo....y lo seguiré haciendo hasta que se me acabe el tiempo, me descubras o me canses. Hasta que descubras que soy un patito hollywoodense con miedo, frío, caderas ardientes y lleno de pasión.

M & M ¿Por qué es tan malo gritar que te amo?



-Ay jijos! Mira vieja! allá, no seas mensa, ira son dos güeyes y se besan ...¡como si de veras! No pus yo pensé que era una vieja y un hombre, pero me fije bien y los dos...ira como se besan...como si de veras.
Enfrente del imponente palacio de Bellas Artes, Mario esperaba. Esperaba tranquilo, con las manos sudorosas, con su bufanda negra, con sus bolsos llenos de envolturas de chicle, con su mirada inquieta, esperaba. Buscaba entre la gente el rostro de Mauricio, ¿Cuánto habría cambiado?, Quiero ver su sonrisa, sus grandes orejas y sus pequeños ojos.
-Ya ni porque toda la gente los está viendo, ¡que barbaros!. Amor por favor diles a los niños que eso está mal ¡Por Dios!
Mauricio va en el trolebus, se restira las mangas del suéter una y otra vez, piensa, le sudan las manos, piensa y siente que sus pies quieren llegar. Sonríe y piensa "quiero verlo sonreír". Quiere contarle que su madre esto, que su padre lo otro, que no ha cambiado, que su hermano ríe.
Tantas ganas desesperan. M y M cada vez más cerca, uno llega a Bellas Artes, el otro lo observa, extiende los brazos, se recarga en su pecho y escucha sus latidos, sin decir nada se miran (con incredulidad) se pasan la mano por el rostro y (llegando el momento iluminado) se besan, se besan, se besan. Sonríen, se abrazan y nada es tan perfecto en ese momento como sus labios, como sus manos.
Se alejan platicando y tomados de la mano, sin darse cuenta. Su momento de felicidad vive y las personas de alrededor mueren, de envidia, de celos, de amor, coraje, ignorancia y susurran:
es muy malo
es muy malo


es tan malo.