domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Qué quieres en la vida?...tarea para el tiempo



En días cómo hoy me gusta pensar en la querencia de la vida, me refiero a la famosa pregunta ¿Qué quieres en la vida?, que para algunas personas es muy fácil responder, pero para otras resulta algo complicado o simplemente inexplicable. 

Existe la querencia “simple-provincial”, la cual consiste en ser feliz con la fórmula más antigua y que ha probado su eficacia un centenar de veces: dejar de ser avaro en el sentido económico e intelectual y dedicarse a establecer una familia, visitar y apoyar a los parientes, profesar una religión, repetir la moral de los padres y la frase “la familia es lo más importante”. 

Otra parecida es el querer de la vida “metrópoli-simple”, buscar un trabajo e ir ascendiendo hasta ocupar un cargo de poder importante o con nombre rimbombante es una de sus características. Mantener los valores “de casa”, sólo que con los ingredientes: dinero + amigos + varios lugares dónde salir a divertirse + transporte a todas horas. En pocas palabras es defender tu posición en la gran selva de concreto. 

Aclaro que al escribir “simple” no quiero decir que sean fáciles o menospreciarlas, todos los caminos tienen sus dificultades y situaciones complejas, mas bien, admiro la simpleza con que se mira la vida, los pequeños y comunes detalles que generan una sonrisa, yo misma en algunas ocasiones he estado en ambas posiciones.

Otro querer en la vida es vivir para el arte, por el arte y del arte. La posición a la que me gusta llamar “bizarra”, ya que se necesita una buena dosis de valentía para dedicarte por completo a hacer lo que más te apasiona con el riesgo de la pobreza, la compañía del alcohol, las drogas y la vida en llamas. 

A mí el querer de la vida me parece complicado. Sería muy fácil moverme a cualquier posición, he tenido la oportunidad con algunos pretendientes de ser parte de uno u otro, pero de cualquier manera estoy inconforme. Pareciera que estoy buscando una felicidad que aun no veo o que no sé explicar. Quién sabe, cómo todo lo demás, es una tarea para el tiempo.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Frasco de vidrio

La tinta se me acaba
a cada parpadeo tuyo,
mi corazón contiene las letras
en un frasco de vidrio.
 
Tus ojos cerrados
quiebran el frasco,
 destruyen las letras,
le ponen fin al poema.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Su y cidio


Me suicidaron todos los abandonos de mi vida. Uno tras otro fueron cómplices, asesinos violentos de la palabra “intentarlo”. Nací mirando despacio, con la letra M en la frente, tratando de memorizar cada instante. Y cuando crecí toda la gente dice, cuando me percaté del lugar dónde me encierro, la gente.  

Dice: Muerte es vida
silencio
                        sexo                        

 No hay forma de ser tu propio verdugo, siempre se necesita alguien más, créeme. No es el qué haces contigo, si no ¿por quién lo haces? Mis abandonos, queridos sayones robustos, plasmaron  las letras E y  L en mis ojos. De esta forma se aseguraron que no pudiera ver lo que hay y siempre quiera ver “más ………………………………………………….…………………………………...   allá”. En ese instante.

Dicen: Después de la muerte
y el sexo,
el silencio.

No hay nada después de todo, y el todo de los hombres es el amor y la muerte. Me suicidaron dulcemente mis abandonos,  me entregué a la bebida y me dejó, compartí la cama con muchos, ahora ella me repudia. Me dejaron otra vez, antes colocaron en mis oídos unos aretes con las letras A y N, un delgado hilo de sangre recorrió mi cuello.

Digo: Amor y muerte
inmensos placeres
grandes sacrificios.

Ni amar, ni vivir: ser nada. Estoy cansada de intentarlo siempre, quieren que muera, eso es. Termino mi atuendo con las letras que recolecto del suelo. Mientras las uno, renuncio a ese inmenso goce que nunca conocí y me preparo para disfrutar lo mínimo y sufrir en igual proporción. Todas unidas las coloco alrededor de mi cuello, cierro los ojos, recuerdo los besos, las caricias y palabras que me harán compañía en la eternidad. 

Decimos: Los bellos suicidios
son los que se pueden contar.