viernes, 23 de julio de 2010

María-Dulce

Cuando abro los ojos lo primero que veo es un color azul oscuro por todas partes, me duele un poco la espalda…¡ouch! Creo que me dormí sobre una piedra, a mi alrededor hay muchas bolsas de dormir, cobijas, dos bolsas de pan bimbo y varias latas de atún. Un poco aturdida y muy desubicada me levanto, me rasco tres veces la cabeza y despego mi ojo derecho, mientras el izquierdo permanece cerrado por algún poder extraño, abro el cierre de la tienda de campaña y el paisaje es hermoso, arena y mar, los contrastes de los colores, el cielo azul, palmeras alrededor, cierro de nuevo la casa de campaña y busco algo que ponerme, un short y una blusa sin mangas.
Al salir respiro profundo el olor a humedad y calor, de repente escucho un sonido similar a los tambores y una voz muy familiar que me grita “¡acá, ven acá María! Vamos a la batucada, vamos a bailar!” Mis piernas corrieron hacia allá y pronto bailaba con personas que parecía conocer pero no lograba recordar sus nombres. Después, todos corrimos hacia el mar y jugamos con la arena, a penas comimos al atardecer en casa de Doña Petra, alguien me explicó que había un trato, nosotros cuidábamos su terreno y ella nos daba de comer una vez al día, tortillas de comal, frijolitos y algo más.
-Oye María ¿Qué te parece si nos quedamos en Oaxaca otros cinco meses más?, yo contesté “ya estas” y durante todo ese tiempo estuvimos vendiendo pulseras, sirviendo como guías de turistas bilingües, lavando carros y volanteando en las calles para algún restaurante o negocio, a veces, había algo mas y si no era lo de siempre nuestra lata de atún. Y al final del día un chapuzón en el mar.
Lo bueno de estar en todas partes es que conoces muchos amigos y de muchos lugares de México y el mundo, conocí a Inés que me dijo que rentáramos un cuarto en Guanajuato, estuve taloneando un mes para juntar para el boleto y viví un año con ella, mientras trabajábamos en un restaurante turístico de meseras, así sacábamos para el cuarto, la comida y las chelas. Conocí a muchos chicos de todo tipo, guapos, feos, altos, buena onda, extranjeros y mexicanos, pero todos somos muy libres, así que un día los veía, otro ya no. Y nada de dar explicaciones. Un día atendí a 3 extranjeros que iban solitos: Paula de Chile, Gianni de Italia y Diego de Argentina, ya conmigo eran 4 y como yo les di un tour por todo Guanajuato cada uno quedo de llevarnos a conocer su propia tierra, y así es como me fui a Chile, Argentina e Italia, ahí vivía con Gianni y su familia, que me dieron trabajo en una fábrica de suvenir de Florencia….
¿Cómo puede ser posible? ¿Que no ves que te pagamos una carrera?, que deberías de dedicarte a eso y sentar cabeza en lugar de andar del tingo al tango sin hacer nada de tu vida, ahorita porque estas joven pero ¿Qué vas a hacer de vieja? No puede ser, ni un nieto nos vas a dar, mejor que aprenda a Dulce.
Cuando abro los ojos lo primero que veo es el despertador que marca las 6:30 am y que pone una canción, me duele un poco la espalda, creo que ayer me pase de ejercicio en el gimnasio. Un poco aturdida y muy desubicada me levanto, y me pongo mis pantuflas, voy al otro lado de la cama Kingsize y despierto a mi esposo con un beso en la frente, camino hacia nuestro baño y me enjuago la cara, me pongo una bata y bajo al cuarto de los niños para despertarlos, cuando ya por fin están de pie y bañándose, subo nuevamente por el grito “Dulce, mi amor, no encuentro la corbata gris y no sé donde deje mi cartera”, ayudo a buscarla, intercalándolo con preparar el desayuno y el lunch de los niños. Después de treinta minutos de terrible agitación la casa se queda vacía y ahora yo tengo que correr a bañarme, me pongo un saco, una falda, una blusa y me cambio cuatro veces los zapatos para verificar cual se me ve mejor, por fin encuentro los correctos, tomo mi bolso y mi cartera.
Al salir respiro profundo el olor a smog , pero veo el reloj, la hora para mí significa, que como siempre, ya voy retrasada, me subo al carro y manejo mientras me maquillo para ir al trabajo. Repaso la agenda mentalmente: tengo una junta de trabajo en media hora y después un desayuno con la familia de mi esposo, regreso al trabajo, dónde soy la gerente de Recursos Humanos, después tengo que entregar el reporte y pasar la lista de las nóminas.
-¡Buenos días Dulce! ¿Cómo estás? ¿Ya lista para la junta? Hoy te pienso promover ¿eh?, yo contesté “bien gracias y ¿tu? Muchas gracias ya estoy lista”. En la junta todos estuvieron de acuerdo en mi idea de rehacer el organigrama de la organización e incluir un nuevo puesto para un auxiliar, todo salió perfecto. Al salir voy hacia una plaza comercial y me pongo de acuerdo con la familia de mi esposo para celebrar el cumpleaños de nuestro hijo, después hay una falla en la entrega de las nóminas y tengo que revisarla, todo se resuelve.
Llego a mi casa y mis hijos corren hacia mí, me abrazan y les pido que me cuenten cómo les fue en su día, su papá ya está en casa descansando y juntos hacemos la comida, un delicioso espagueti con milanesas, comemos todos juntos y veo mi título “Licenciada en Psicología Dulce” luego hay que recoger los platos y lavarlos, finalmente un buen libro y una película acostados en el sillón. Al otro día levantarme para ir al doctorado.
Dulce, apenas y tienes tiempo para ti, siempre andas en tus compromisos, eso es lo que la sociedad te dijo que era felicidad, pero sólo estás en tu burbuja pensando en lo mismo siempre. No te puedes ir a tal lugar o experimentar cosas nuevas porque tienes al fantasma de tu esposo y de tus hijos. ¿Eso es ser feliz?, ¿No te gustaría conocer cosas nuevas?, ¿Salir de la rutina?
Después de la carrera, no sé si ser Dulce o María…quizá siga siendo Dulce María.

martes, 13 de julio de 2010

A mis amigos....con cariño.

No sabes qué gusto me da volverte a ver, no siempre tu sonrisa está presente, y sin embargo, veo en tus ojos que has trabajado por estar el día de hoy ahí arriba en el escenario. Tu mirada se cruza con la mía, que parece decirme “sabía que estarías aquí” y yo sólo sonrío, pensado “claro que estoy aquí, si eres mi mejor amiga”, pero entonces pienso en todos los momentos que pasamos juntas, “cómo la vez que estábamos en la prepa y fuimos a los pulques…y ¿Qué tal cuando cada viernes íbamos por un jarocho a coyoacán?, claro fue hace mas de 3 años. Entonces acuérdate de nuestro viaje a Acapulco o de la última vez que nos vimos…y que apenas cruzamos palabra”.

Nuestra amistad sucedió como todas las cosas grandiosas: sin esperarlo y sin saber el punto exacto en el que comenzó, tú dices que fue en la fiesta dónde nos caíamos de borrachas, pero también aseguras que fue cuando fumamos marihuana juntas y además que fue tu noviazgo con Fernanda el que definitivamente nos hizo ser amigos.

Yo sólo sé que siempre que te necesite ahí estuviste, para una crisis a la cual llamábamos “torito” y dependiendo del grado era un “torote” o “super toro”, para decirme lo mal que se me veía ese corte, para señalar mi ausencia de estilo al vestirme o regañarme porque cada semana lo cambiaba, también cuando quería contar un chisme o burlarme de nuestros amigos en común. Tu presencia no disminuyo al saber de mis más perversos pensamientos o malas acciones y mucho menos cuando te dije que no estaba de acuerdo con lo que pensabas, ni con tu religión, más aún, soportaste que te llamara patán, engreído, mal amigo, menso, perra y que te dijera comúnmente güey.

No pasaba un día sin saber noticias de ti, te veía en las tardes o me llamabas por teléfono, y si esto fallaba siempre estaba la opción de quedarme en tu casa, no importaba el día ni la hora, esta situación también aplicaba cuando nos íbamos de fiesta los viernes, ya en tu casa tomábamos una cerveza, veíamos south park y nos quedábamos dormidas platicando de cuanto te gustaba tu novio y yo pensaba siempre que el amor no estaba hecho para mí.

Me escuchaste cuando lo necesité y las cosas que vieras negativas en mí me las decías, hasta te dabas el lujo de discutir conmigo, me confesaste que mi amiga te caía muy mal, que te gustaba y que yo te gustaba antes de ella. Lo mejor de tu compañía era que podía compartir sueños sin ser criticada, te podía decir que iba ir a la luna el 13 de Marzo del 2030, que te traería fotos de extraterrestres y tú me creías y hasta ideabas un plan para irnos juntas, el cual culminaba en una carcajada. Y así sucedía que tras risa, risa y sonrisa pasaron tres años.

“Nada va a cambiar”, no sé si es un pensamiento mío o en común, no pensaba en el final, y es que para mí no había tal. Luchamos y superamos la distancia del área profesional, tú la 4 yo la 2, la infidelidad que tuviste con mi amigo, que le pusiste los cuernos a mi amiga o que te olvidaste de su cumpleaños y yo no dije nada; entonces nos presentamos nuestros amigos para disimular la distancia y salir con más pero salir juntos.

Irremediablemente la preparatoria termino, de repente me encontré presionada por los resultados de mi pase directo, por el viaje que organizamos para festejar el final de la prepa, que si la licenciatura que elegí era “lo mío” y si quería un año sabático o que iba a hacer si la UNAM decidía no colocarme en psicología. Y perdón pero me olvide de ti un poco, no porque fueras menos, si no que te me hiciste costumbre.

Los días posteriores al viaje nos mantuvimos en contacto, no sé cuantos días, ni quiero saberlo. De repente me quedo en blanco, no quiero o no sé explicar cómo fue que llegamos al día de hoy. “Vamos a estar siempre juntos, eres mi mejor amiga, nos vamos a hablar diario, hay que designar un día para vernos (sí si yo opino que sea los viernes) y en navidad nada de faltar a la cena en tu casa, siempre en nuestro cumpleaños, háblame cuando lo necesites que siempre estaré para ti”, todo eso decíamos y yo siempre aseguraba que tú eras mi mejor amigo, tú Jorge, tú Fernanda, tú Majo, tú Kin.

Esos viernes se ocuparon porque yo deje de creer que el amor no era para mí, todo lo contrario, lo había encontrado, las reuniones se terminaron por que tú cortaste con Jorge y entonces ya no se podían ver, ya no estuvimos siempre porque la escuela ocupaba nuestro tiempo…pero siempre comprendíamos porque somos buenos amigos.

Un día me invitaste a tu presentación, te vi tocar el bajo, leer un cuento, actuar y leer otro cuento, siempre lo haces excelente y estoy segura que lo harás mejor, que gusto que tengas éxito y verte tan feliz. Ocasionalmente salimos a tomar un café, me doy cuenta que ya cambiaste, que no has cambiado, en esencia sigues siendo el mismo, pero sobre todo veo cómo eres feliz. A veces siento que no te conocí, otras veces estoy segura que sí y demasiado como para creer en los rumores de lo que has hecho y dicho.

No sé qué haces además de lo que veo, no me cuentas como te va con tu novio o si te estás divirtiendo como antes, por momentos me pareces impersonal, me siento junto a ti y no sé qué decirte, por eso siempre empiezo recordando los viejos tiempos y hay ocasiones en que sólo hablamos de eso y no me gusta, ya que termino preguntándome ¿Quién eres? ¿Eres el de antes?

Yo no soy la de antes y quiero conocerte ahora, cuando me invitas a ver las cosas que has hecho voy con todo el gusto del mundo, aunque sé que al final va a doler por que quedará esa sensación de “hay que vernos más seguido, tu di cuando nos vemos” cargada de melancolía y vacío. No es igual que antes, todo cambio y a mí no me gusta que las cosas cambien abruptamente.

Dentro de cuatro meses otra vez un cambio de igual naturaleza, “nenas” que han estado conmigo en los momentos de crisis, en los que me pongo de psicópata, que se han reído de mi y conmigo. Aquellas que se quitaron su nombre para vestirse de “güey”, para formar el equipo de las “prts”, para ir al cervantino y compartir mi boda, para decirme muchas veces que estaba loca o apoyar mis teorías sobre Berny.

Me encantó descubrir a tu lado el wii, las delicias de la señora paloma, el pozole de tu mamá, comprar unas pasitas diario, hacer proyectos en tu casa, la cual siempre tuvo lugar para reírnos y asustarnos de videos de youtube, y claro, para el vino de tetrapack. Te he conocido muchos novios, incluso me declaró fan de tus historias telenovelescas y por supuesto, agradezco que seas un piojo viajero, ya que puedo conocer cosas que mis ojos no alcanzan a contemplar.

Sé que eres sincera y confías en mí, lo cual me hace muy feliz. ¿Qué te parece si después de esta clase vamos a CU a comer pizza o tomarnos un kosako, pasamos por la facultad de economía y luego nos regresamos para comer unas alitas o un sushi?, así me presentas a Joali, Fer, Raúl, Jessy, Adrian y Jorge, y de paso nos reímos de todo lo que hemos vivido juntas.

Porque tal vez un día, erika y zyania, “nada va a cambiar” y me dará gusto volver a verlas, en una clínica, un coloquio de investigación, una empresa, y aunque no siempre sonrían, veré en sus ojos lo felices que son al estar ahí y su mirada se cruzará con la mía para decirme “sabía que estarías aquí”, entonces sonreiré queriendo decir “claro que estoy aquí, si eres mi mejor amiga”….