domingo, 6 de mayo de 2012

Tu venganza en los otros




Desde que terminamos (dejamos de ser pareja formal, no nos comprometimos con la relación) y ahora sólo pretendemos ser amigos (dizque), me ha dado por verte en las otras personas.
Compararte seria absurdo, pues sé muy bien que no hay nadie igual a otra persona, y mucho menos probable es que la encuentre entre mis amigos.
No puedo negar que extraño actitudes y acciones tuyas, pero si en algún momento pude vivir a falta de ellas, no veo por qué no hacerlo ahora (eso me consuela) .
Al día me tomo un momento para pensarte (pensarnos), para sufrirte y más bien para levantarle un altar a tu recuerdo. Lo cual no me impide conocer (¡ay qué cosas!) a otras personas, ni tampoco sentirme un poco culpable algunas veces (cómo si le escupiera a tu mausoleo y tuviera que limpiarlo).
Lo peor llega en el momento en que a alguien se le ocurre decir:
- Mi novia me corto
- Mi novio me trono (lleno de dramas y lágrimas)
y comienzan a explicar ampliamente cómo sucedió, lo que sienten, profecías de lo que sentirán y sucederá, porque cada palabra que dicen me hace pensar en tus sentimientos, de repente en frente de mi (al lado) ya no está mi amiga, mi amigo, mi compañera de trabajo, mi prima, el conocido del amigo, el pasajero del camión...ahora estas tú.
Y verte sería agradable, pero tu imagen reclamandome, deseando profundamente que me vaya mal, que aprenda una lección, hiriéndome con cada palabra, no lo es.  Entonces siento necesidad de hincarme, pedirte perdón, limpiar tu mausoleo (que creo nunca visito), llenarlo de flores amarillas y rojas, temo que estés en problemas, quiero llamarte, quiero decirte, quiero contarte, siento que te quiero.
Y me arrepiento infinitamente de haberte terminado.
Luego (momentos después...), desde que terminamos, todo sigue igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario